¿Controlamos a nuestras emociones o son ellas las que están al mando?

Las emociones son alteraciones del ánimo intensas y pasajeras, que pueden resultarnos agradables o no, y que siempre van acompañadas de una reacción de nuestro organismo. Esta respuesta depende de cómo evaluemos, en forma automática, aquello que nos acontece y de cuán relevantes sean estos eventos con relación a nuestros intereses.

Si las emociones nos dominan, no somos capaces de mantener la calma, ni la capacidad de razonar, a la hora de enfrentar o resolver situaciones, significa que no estamos ejerciendo el control sobre nosotros mismos, que actuamos por impulso sin hacer mediar al razonamiento entre el sentimiento y la acción. Esto actúa en detrimento de nuestra salud, satisfacción personal y vínculos.

El modo en el que experimentamos las emociones es personal y no distingue géneros. Depende de nuestro temperamento, aprendizajes, carácter, el momento que estemos atravesando, y la cultura a la cual pertenezcamos.

Todos podemos tener una respuesta emocional en alguna ocasión pero si estas están al mando la mayor parte del tiempo indican la necesidad de desarrollar nuestra inteligencia emocional.

Las principales cualidades de este tipo de inteligencia son: la conciencia de uno mismo; la capacidad para auto-inducirse emociones y estados de ánimo positivos, como la confianza, el entusiasmo y el optimismo; y el control de los impulsos. Esto último se relaciona con la capacidad de dilatar la obtención de la satisfacción inmediata de un deseo con el fin de lograr un objetivo mejor en un plazo más largo.

Tener registro de aquellas emociones y sentimientos que habitualmente experimentamos facilita nuestra participación consciente y activa en su manifestación. Esta toma de conciencia nos brinda la libertad de elegir la manera en la que vamos a expresarlas: la canalización que consideremos más adecuada y afín con nuestros intereses. No se trata de reprimirlas sino de orientarlas hacia una forma asertiva de expresión. Esto colabora también al desarrollo de una autoestima positiva.

Algunos tips:

  • Regular la oportunidad, intensidad y forma de expresión de aquellas emociones que experimentamos.
  • Mantener la calma, y la capacidad de razonamiento, a la hora de enfrentar y resolver situaciones.
  • Soportar la espera que requieren los diversos procesos.
  • Tolerar la frustración si algo no se da de acuerdo a nuestras expectativas.
  • Aprender a reconocer las emociones ajenas.
  • Poder ponerse en el lugar del otro, y hacer lo posible por mirar la realidad desde su punto de vista.
  • Entablar nuevas relaciones sociales.
  • Intimar.
  • Generar y sostener vínculos afectivos comprometidos.
  • Establecer un clima afectivo y agradable con los que nos rodean.          
  • Poner límites sin agredir.
  • Reconocer ante los demás las propias limitaciones y errores.
  • Aceptar la responsabilidad por los propios actos sin excusarse o buscar a los responsables afuera.
  • Pedir ayuda en caso de necesitarla.
  • Enunciar con claridad deseos y necesidades.
  • Reconocer y expresar con tacto, cuidado y respeto, tanto los sentimientos positivos como los negativos.
  • Poseer disposición y capacidad de cambio.

Lic Alicia López Blanco – “La salud emocional” (Paidós) y “Estar Mejor” (Ediciones B)

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